lunes, 1 de agosto de 2011

CUANDO NUESTRO REFUGIO ES LA LECTURA

Rosely E. Quijano León

El arte de leer es, en gran medida, el arte de volver a encontrar la vida en los libros y, gracias a ellos, de comprenderla mejor”
(André Maurois)

Cuántos no han buscado, en un momento de tristeza, alegría, desesperación, nostalgia, indignación o impotencia la amable compañía de un libro, el que sustituye a los amigos que no hay, el que consuela y a la vez alegra con sus páginas, donde se encuentra el resguardo ideal para el enamorado incomprendido, rechazado o engañado. En los libros hay refugio para todos, sin excepción, en cualquier momento y en cualquier lugar; muchos sabemos que un buen libro nunca te dejará mal, pero esta experiencia tan placentera, la de refugiarse en la lectura, no la han vivido todos, tal vez porque nadie les ha dicho que “la lectura nos remite obligatoriamente a pensar en nuestra relación con la vida, el tiempo y el placer” tal y como afirma Xavier Rodríguez Ledesma, autor del ensayo ganador sobre fomento a la lectura, “Abonando la utopía”, en el 2006 del premio “Mauricio Achar, el señor de los libros” que realiza Conaculta. Este interesante texto, además de certero y con grandes aportaciones al tema de fomento a la lectura, en lo particular me creó una empatía con este autor y se volvió curiosamente en mi refugio ideal e inspiración porque concuerdo a cabalidad con lo expresado por él, sobre todo cuando magistralmente opina, algo que yo también he pensado, cuando habla de algunos críticos y escritores que se quejan y lamentan porque la gente no lee o más bien no lee lo que ellos escriben, y comenta: “Este tipo de actitudes es la mejor representación de la manera en que un sector que se considera ilustrado y culto se aleja por completo de la sociedad y se erige como el evaluador de lo que la gente común, los simples mortales, debieran leer. Quizá tendríamos que dejar de hacerles tanto caso (de hecho, por lo general el público no les hace ninguno) para aceptar sin remordimientos ni culpas que la gente lea lo que le dé la gana”.



Y es así como muchas veces nos encontramos con un autor al que sabemos nos confortan sus palabras, nos agradan y nos motivan a seguir leyendo, en el caso de Xavier Rodríguez además nos demuestra que no sólo el libro, sino el mismo fomento a la lectura se convierte en un refugio ideal para los que no sólo nos conformamos con leer, sino motivar a otros a hacerlo.
De esta misma forma, precisamente de los que encuentran un refugio en promover la lectura, y que son además un ejemplo a seguir, es el colectivo “Palabras de Arena”, Premio Nacional de Fomento a la Lectura 2010 por el proyecto “Fomento a la lectura en contextos violentos” y nominado al premio Astrid Lindgreen de literatura infantil y juvenil, otorgado por el gobierno de Suecia. Un colectivo que se ha dedicado a promover la cultura “entre balas y muertos” en la belicosa Tijuana, ahí donde reinan la violencia, el miedo y la corrupción, en ese entorno este grupo ofrece un refugio a través de la lectura y la cultura en general para los que viven en ese ambiente de desolación y angustia; por eso es un buen ejemplo de que la literatura (y específicamente el arte en general) es el lugar al cual recurrir en situaciones como ésta y muchas otras, un espacio de encuentro para lo que parece perdido; pero más gratificante y admirable aún es, los que en medio del terror y la violencia pierden el miedo y llevan a las colonias marginadas estos espacios, como las salas de lectura para niños y jóvenes, brindándoles ese lugar para refugiarse del dolor que ni los medios de comunicación ni los de entretenimiento les brindan, por miedo.
Mientras tanto aquí, en nuestra vida rutinaria, a veces injusta y llena de desilusiones, seguiremos algunos refugiándonos en los libros y en su infinita compañía, y otros, además, seguiremos buscando el refugio ideal a nuestra soledad y nuestra impotencia en motivar a otros a buscarse y encontrarse en un libro, porque sabemos bien que “gracias a los libros podemos transformar nuestras existencias rutinarias y mediocres en vidas infinitas y plenas de aventuras” (Xavier Rodríguez) y eso, nadie nos los quita.

(Publicado en Por Esto!, Lunes 1 de agosto de 2011)

viernes, 22 de julio de 2011

Remembranzas de Rita Cetina

Cotidianamente se publican y difunden diferentes comentarios en torno a las deficiencias y rezagos de la educación en México, pero muy pocas veces se habla de los personajes que han dedicado, y dedican aún, toda una vida a la noble labor de enseñar, es por ello que resulta significativo y loable la reimpresión de este boceto biográfico de la ilustre maestra Rita Cetina Gutiérrez que realizara el también ilustre profesor Rodolfo Menéndez de la Peña en 1909 a raíz de su muerte. No cabe duda de que en sus páginas se palpa el innegable aprecio y admiración que el autor sintió por ella, y no es para menos, pues quien lea sus páginas no podrá menos que sentir un gran respeto e inspiración por la poeta y educadora cuya vida y entrega a la educación supo muy bien plasmar don Rodolfo en este libro.

Debo confesar, y con mucha vergüenza, que hasta hace muy poco conocí la vida y obra de esta gran mujer. Sin embargo no recuerdo que en la escuela se nos enseñara sobre los profesores ilustres del Estado, lo cual sin duda alguna debería enseñarse a los futuros maestros, pero tampoco me había tomado la molestia de investigar el pasado de la profesión más noble y loable que es esta la de enseñar, la que desde hace varios años es también mi profesión. Incluso creo que los propios maestros formados en una escuela normal, lo cual no fue mi caso, incluso ellos mismos desconocen no sólo a ella sino a otros tantos profesores emblemáticos de nuestra entidad. De ahí la importancia de esta publicación, de este recinto mismo y de la admirable labor del profesor Carlos Bojórquez y los que junto con él se encargan de difundir y crear un espacio para la historia de la educación en nuestro Estado.
Lo valioso de la profesora Rita Cetina no es únicamente el haber creado en 1870 la primera escuela laica para niñas de nuestro Estado llamada la Siempreviva, o el haber dirigido desde sus inicios el primer Instituto Literario de Niñas en 1877, ni tampoco su producción poética de entrañable valor literario y artístico; lo admirable es su incansable labor de educar y promover la educación de la mujer por la mujer en aquellos tiempos en que era tan difícil acceder a ella, para los hombres y con mucha más razón para las mujeres. Su lucha constante por integrar a las niñas de diferentes estratos sociales a la escuela es muestra de su gran altruismo, vocación y empeño por la que fuera su profesión desde muy joven. El mismo don Rodolfo Menéndez expresa que “preciso era sacar de la ignorancia y del abismo de las preocupaciones a la hermosa compañera del hombre” y la maestra Rita demostró que las mujeres eran capaces de lograr muchas más cosas de las que se creía en su tiempo. Más que una escuela donde se enseñaba lectura, caligrafía, labores de mano, gramática, aritmética, geografía, entre otras disciplinas, cultivó el amor al arte, el mismo que ella sentía por la poesía y que se manifestó en la creación de una de las primera escuelas de declamación en Yucatán. Definitivamente su labor poética merece un estudio minucioso y muy aparte de su labor docente, pues son pocas las voces poéticas femeninas en nuestro Estado y aún menor las que expresan un profundo amor por la labor de educar.
La dedicación y entrega de la maestra Rita a su carrera se reflejan a la perfección en las palabras de Menéndez de la Peña quien narra desde su niñez hasta su fallecimiento los logros y virtudes de la profesora, la que más que eso fue y es un emblema de la educación yucateca, lo fue en su tiempo y lo es ahora, pues con un tinte de nostalgia se nos narran sus últimos años de vida presa de una enfermedad que no le impidió seguir, desde su cama, dirigiendo y escribiendo, pero sobre todo enseñando con su gran ejemplo. No creo que haya mayor satisfacción y recompensa para una gran profesora, como lo fue Rita Cetina, que el haber recibido en sus últimos días de vida a un grupo de alumnas que acudieron a su casa a recitar y cantar para su estimada profesora como agradecimiento por todas sus enseñanzas, pero con mayor razón debió sentir una gran satisfacción por el hecho de que su compañera Consuelo Zavala fuera la de la idea de llevar a las niñas como una muestra de respeto, admiración y cariño que sentían ella y muchas otras personas por la educadora. Y es que no existe mayor recompensa para un profesor que recibir de sus propios alumnos unas palabras o un detalle de aliento que dicen mucho más que cualquier otro reconocimiento que se quiera realizar, y que mejor dicha que el haber recibido este sencillo homenaje en su propia casa y en vida de las personas a quienes dedicó toda una existencia llena de enseñanzas y sueños.
Hoy no creo que cualquier maestro que conozca la vida y obra de esta ilustre maestra no sienta una gran admiración y respeto por el gran ejemplo que lleva implícito ya el nombre de Rita Cetina, para mí más que eso representa una inspiración y un agradecimiento porque sin duda alguna su vida entera ejemplifica a la perfección las palabras de un pedagogo estadounidense quien afirma que “la enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza sino de corazón a corazón”, y ese don para enseñar y además dejar huella sólo pocos profesores lo logran, profesores que como Rita Cetina dejan un innegable vacío pero a la vez una profunda enseñanza para las nuevas generaciones de hoy.
Al fin y al cabo las palabras resultan poca cosa para expresar lo que por más de 40 años con dedicación y esfuerzo construyó esta ejemplar maestra, lo que con tenacidad y perseverancia logró por la educación femenina, por eso, qué mejor que las palabras del profesor Menéndez de la Peña para honrar y dejar memoria de los grandes logros de esta ilustre profesora, ya que él muy claramente expresa: “preciso es unir la experiencia a la ciencia y tener un cerebro y un corazón consagrados en absoluto a la enseñanza, para llegar a ser como ella, una completa educadora; para llegar a conquistar, como ella conquistó, un nombre imperecedero en los anales de la enseñanza peninsular”.
Preciso y necesario es que los profesores y la sociedad yucateca en general conozcan la valiosa labor de ella y muchos otros maestros ilustres de nuestro Estado, esta reimpresión es la mejor oportunidad para hacerlo, para rescatar y difundir nuestra historia de la educación, la que día con día se sigue forjando y a la que tanta falta le hace una revitalización, una motivación y el retomar la verdadera esencia de la palabra educar. Si se nos ha olvidado con el paso del tiempo o con la rutina diaria, preciso es que dediquemos un breve tiempo a los que como la maestra Rita Cetina forjaron con gran voluntad y dedicación las bases de la educación en nuestro Estado, producto del cual somos todos y cada uno de los que hemos pisado las aulas de los diferentes niveles educativos y que hoy no podemos menos que agradecer y admirar a quien pese a todos los obstáculos logró abrir un camino a la educación a las mujeres yucatecas que día a día demuestran que, como ella, no existen limitantes cuando se tiene una verdadera vocación y amor por la profesión.

sábado, 30 de abril de 2011

LUIS BERNARDO PÉREZ Y LA MAGIA DE ACTIVAR NUESTRO INTERTEXTO LECTOR


“Entonces pienso que hay imágenes que consiguen
permanecer en la mente más que otras y que logran
de un determinado relato algo memorable”
L.B.P

Casi por casualidad, como suele uno encontrarse con las cosas valiosas, hallé entre unas cajas de libros que ciertamente no debía revisar, un libro que llamó mi atención porque desde hace algún tiempo estaba buscando a un autor mexicano que manejara la intertextualidad en cuentos breves, entretenidos y que captaran la atención de lectores jóvenes, muy al estilo de Ignacio Trejo Fuentes o Lazlo Moussong, así es como encontré, afortunadamente, el libro “Fin de fiesta y otras celebraciones” de Luis Bernardo Pérez, publicado en 2008 por CONACULTA y Editorial Ficticia, este libro contiene alrededor de 63 relatos breves en los cuales permea el humor, la fantasía, el misterio y el final inesperado, con un tinte de sarcasmo e ironía a través del cual son presentados varios de los personajes y situaciones donde resulta inevitable activar el intertexto lector que nos permite realizar las asociaciones a las diversas referencias intertextuales a las que se hacen alusión en la mayoría de los relatos, así las sirenas de la Odisea, la princesa y el dragón de varios cuentos infantiles, Prometeo, Zeus, la Lolita de Nabokov, la Cenicienta, el Greco, personajes de marcas de bebidas y hasta el mismo Jesucristo, entre muchos otros personajes ya conocidos, reaparecen fuera de sus historias o contextos originales envueltos en este mundo narrativo donde son reinventados y presentados en nuevas historias en las cuales, desde el lector más novato hasta el más experimentado logrará identificar las referencias intertextuales ya sea literarias, visuales, musicales o publicitarias, lo cual permite la plena complicidad entre el autor-narrador-lector, pues el intertexto, de acuerdo con el creador de este novedoso concepto, Antonio Mendoza Fillola, “activa la participación personal en la comprensión del texto y potencia el disfrute de la recepción estética como una actividad personal e íntima”, de ahí que este tipo de textos sean muy convenientes para emplearse en el desarrollo de la competencia literaria de los alumnos-lectores: el objetivo principal, hoy en día, de la didáctica de la literatura.
Este autor, considerado ya como uno de los mejores cuentistas contemporáneos de México, pero irónicamente poco conocido, tiene otras obras publicadas como “Retablo de Quimeras”, “Cuentos para los días de lluvia”, “Café brindis y otros espacios imaginarios”, alguno de sus cuentos se pueden leer en la página de internet Ficticia (ciudad de cuentos e historias), como el de “Muñecas” y “Penélope”; además obtuvo el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández en 2004. Actualmente labora como periodista cultural y ha colaborado en periódicos como “La Jornada”, “Uno más Uno”, “Excélsior”, entre otros.

En “Fin de Fiesta y otras Celebraciones” a través del manejo de la minificción o ficción súbita, el autor nos adentra en cuentos surrealistas, anécdotas, reflexiones y un mundo narrativo irreal, pero que se parece tanto al real que cuando nos damos cuenta nos estamos viendo a nosotros mismos y peor aún, nos estamos riendo de nuestra propia y cruel realidad con la “resaca” que todo fin de fiesta suele ocasionar. Definitivamente este libro es una muestra fiel del estilo de los relatos posmodernos y un buen pretexto para disfrutar y motivar la lectura.
Pulicado en periódico Por Esto! Lunes 25 de abril de 2011.

domingo, 16 de enero de 2011

El fomento a la lectura: Las primeras semillas germinaron en el 2010

Por Rosely E. Quijano León.

Cada fin e inicio de año se convierte en un motivo ideal para bombardear de cifras, porcentajes e índices de diversa índole. Debido a los acontecimientos tan violentos que ha vivido el país últimamente, dichas cifras cobran aún más relevancia, sobre todo las relacionadas con los asesinatos, delincuencia y cuestiones similares.En estos días, a través de los medios de comunicación se discute sobre estos números y su evidente aumento, como si en algo cambiara el rumbo del país o si se devolvieran algunas de las tantas vidas que se pierden día con día.Dentro de este contexto, tal vez uno de los índices que menos importancia tiene es el de lectura, por obvias pero no justificadas razones. De sobra todos las conocemos, y no han variado en nada en los últimos años, ocupamos los últimos lugares a nivel mundial, lo evidencian la prueba Enlace, PISA y otros medios paramétricos y cada año desciende aún más el nivel de lectura; los números, porcentajes o gráficas están de más, es una realidad.



Con estos datos decepcionantes, infinidad de medios de comunicación, investigadores, escritores, instituciones gubernamentales, educativas y profesores aprovechan para exponer lo deprimente de la situación actual de la lectura en el país, unos a otros se echan la culpa y resulta que todos tienen a un culpable perfectamente identificado.Pero lo grave del asunto es que hasta ahí se llega, en las culpas, quejas y especulaciones, pero casi ninguno de los quejosos emite propuestas para revertir esta situación, lo cual no es fácil, por supuesto, y dadas las circunstancias que atraviesa el país, tampoco es una prioridad, sin embargo ahí está el principal problema, siempre se ha dejado a un lado la importancia de la promoción de la lectura y poco se ha hecho para impulsarla y difundirla.Los involucrados son muchos, desde el gobierno, medios de comunicación, editoriales, profesores, bibliotecarios, padres de familia, entre otros, pero el problema recae en que existe mucha más difusión de las cifras “alarmantes” de lectura que la promoción misma de ella en los medios comunicativos y en las aulas mismas; recae también en que en las escuelas se suele dejar esta ardua tarea únicamente al profesor de español o literatura, y tal vez al de historia, como si los demás no necesitaran que los alumnos sean más reflexivos, amplíen sus horizontes de pensamiento y se vuelvan más críticos, disciplinados y concienzudos, lo cual se logra a través de la lectura.

Con las cifras realmente se asustan sólo los que no hacen nada por fomentar la lectura, los alarmistas que se avergüenzan al afirmar que somos el país que lee medio libro al año por persona, cosa tan absurda pero cierta según la ONU. Muy al contrario, para mí ha sido grato en este 2010 ver crecer los programas y proyectos que promueven la lectura en niños y jóvenes en el Estado, sólo por mencionar algunos la Biblioteca Básica de Yucatán y Las Salas de Lectura que promueve el ICY, así como la creación de varios talleres y grupos dedicados a la promoción de la lectura, algunos de ellos promovidos o dirigidos por profesores y alumnos de la carrera de Literatura Latinoamericana de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY, lo cual demuestra el verdadero interés y dedicación por formar lectores, como es el caso de la profesora Lourdes Cabrera y Raúl Lara con sus “Rutas Literarias” que promete mucho para el 2011, llevando a las escuelas una propuesta interesante y motivadora a través de la literatura.Por mi parte, debo mencionarlo, mi granito de arena sigue en pie gracias al apoyo de la misma facultad y del Departamento de Servicio Social de la UADY, así como de las autoridades del Cobay plantel Kanasín, que han impulsado y apoyado el Taller Literario de Creación y Fomento a la Lectura que desde hace tres años promueve la lectura en los alumnos que asisten a él, pero también a todos y cada uno de los que han sido parte de este proyecto, quienes con su dinamismo, su creatividad y dedicación han hecho que la lectura, al menos ahí, sea vista con buenos ojos, convirtiéndose en un hábito en varios alumnos y uno que otro maestro.

Por lo anterior, las cifras no deben alarmarnos ni sorprendernos, deben hacernos promover y actuar, seguir buscando aliados en el fomento a la lectura donde nunca hay competencia, pues cada programa, taller o propuesta que surge, por más pequeño o grande que sea, comparte una misma finalidad: formar lectores, porque, como dice tan acertadamente Gianni Rodari, escritor y pedagogo italiano, “no se enseña literatura para que todos los ciudadanos sean escritores, sino para que ninguno sea esclavo”, ¿y no es acaso lo que necesita hoy en día el país?
Publicado en Por Esto! Viernes 14 de enero de 2011.