sábado, 24 de marzo de 2012

LA POESÍA: ESPACIO ÍNTIMO ENTRE LAS LETRAS Y LOS JÓVENES

La juventud, la adolescencia, esa etapa de la vida por la que algunos ya hemos pasado y otros apenas están entrando es, a mi parecer, una de las mejores etapas para adentrarse en la lectura literaria y, en específico, de la poesía, porque es el período de la incomprensión, la soledad, el aislamiento, la rebeldía; y la lectura literaria ¿no es acaso una de las mejores vías o caminos de escape por medio del cual el deseoso y el radical pueden huir o evadirse? , “leer en la adolescencia puede ser bueno, o más que eso, puede ser un refugio” .
La poesía, en particular, como menciona Carmen Barrientos, “nos abre a la recepción estética, entendida ésta como una experiencia gratificante, estrechamente vinculada a la belleza del lenguaje, que tiene como fundamento la construcción de sentido” , de ahí la importancia que radica en la didáctica de la poesía, porque como sabemos es en la escuela donde, por lo general, se brindan los primeros acercamientos a la producción literaria y poética concretamente, muchas veces la falta de una adecuada planeación o proyección puede resultar caótico para los alumnos que se sienten imposibilitados para acceder al mensaje del texto poético, esto por supuesto, sucede cuando el profesor desconoce tanto la producción poética como el interés y el nivel de comprensión de sus alumnos. La poesía cuando es presentada como primera instancia como un texto donde la función poética y estética están claramente reflejadas, pero que para el alumno-receptor es un texto incomprensible, lo único que resulta es una frustración de ambos partes, del alumno por no lograr “captar” esa belleza estética y el mensaje del que tanto énfasis pone el profesor o el libro de texto y, por supuesto, del profesor ante la mirada impávida de los alumnos que no logran captar lo bellamente plasmado en ese poema, y, tal vez, un tercer frustrado, podría ser el autor porque tal vez su texto no ha sido conducido de la manera más adecuada, pero lo bueno es que éste último difícilmente se entere, así que la frustración se queda en el aula, pero en realidad no, va más allá, porque ese alumno ya no verá en la poesía una posibilidad de refugio, de inspiración , de desahogo y posibles opciones de lectura. La poesía, como toda la literatura contiene una amplia gama de diferentes tipos, temas, sensaciones, palabras, ideas, que si no es presentada de una manera adecuada se convierte para el adolescente en algo lejano, en el texto inaccesible que se lee por obligación y que nunca se busca para leer en soledad. Más que enseñanza de la poesía, la escuela debe ser un acercamiento a ella, el profesor debe ser más un mediador o especie de cómplice o Celestino entre el texto poético y el adolescente, pensando siempre en las palabras de Andreu Martin que nos dice: “Todo texto tiene un mensaje, tanto si queremos dárselo como si no, y cuando nos dirigimos a los jóvenes debemos ser conscientes de que, además de enseñarles a disfrutar leyendo, también les estamos enseñando a disfrutar pensando y a disfrutar sintiendo, que son consecuencias inseparables de la lectura, y hay que vigilar qué pensamientos y sentimientos les transmitimos” . De tal forma que la lectura de poesía se convierte en una actividad lúdica y fascinante si, por ejemplo, se elige el texto adecuado, se lee en voz alta o se apoyan de los medios audiovisuales a los que fácilmente podemos acceder hoy en día, la poesía tiene la magia de que entra por los ojos y los oídos y sus letras melodiosas impactan, en definitiva en el receptor-oyente. De ahí, el alumno seguramente pasará a la lectura en silencio, la que le aporta otros momentos, otros sentimientos, la que él mismo busca como una especie de refugio, el poema puede convertirse en el aliado del incomprendido, del solitario, del despechado, del melancólico, y de casi todos los adolescentes que están pasando por “una edad a flor de piel” tal y como titula Marina Colasanti un estudio sobre la lectura en los jóvenes y donde nos dice: “El adolescente es criatura de dos cabezas, oficialmente autorizada a ser niño adulto y niño al mismo tiempo. Y busca ferozmente la individualidad, lucha para insertarse en el colectivo” .


El papel del profesor de mediar entre el poema y el adolescente no es tarea fácil pero sí muy estimulante y placentera, los jóvenes son por excelencia creativos, dinámicos y críticos, por lo tanto, no sería justo dejarlos únicamente con la lectura del texto poético sin, obviamente, motivarlos a escribir los propios, teniendo siempre plena conciencia que el objetivo no es formar poetas ni escritores, sino simplemente jóvenes que expresan con un lenguaje poético sus emociones, sentimientos, preocupaciones, y a esa edad sorprende ver de lo que son capaces, sorprende porque realmente para ellos encontrar un medio por el cual pueden escribir libremente, sin censuras, sobre lo que sienten, se convierte en un catalizador de las emociones propias y ajenas, resultan muchas veces poemas super cursis y plagados de imágenes simples y lugares comunes, pero no hay que olvidar que son jóvenes, pero también surgen textos que plasman o se acercan mucho más al ideal poético, a lo estético, que brillan entre los otros poemas y se hacen únicos y apreciables por todos. La experiencia en el aula es siempre motivadora y estimulante, sentirse creadores de un texto hace a cualquiera sentirse especial, en la niñez, en la adolescencia y hasta de adulto, por lo tanto, la función del profesor nunca es desestimar los trabajos por buenos o malos que sean, esa es tarea tal vez del tallerista, del oficio formal de escritor y de otros, pero en el aula se estimula a todo aquél que fue capaz de expresarse, de desarrollar su competencia literaria a través de un texto poético que tiene implícito algo muy personal, y de una edad muy particular.


Por último, quisiera compartir una experiencia didáctica que para mí ha resultado más que motivante y placentera, en bachillerato en el cuarto semestre en el programa de Literatura II, se aborda el género lírico y se trabaja con el paradigma de las competencias, en este caso, se busca desarrollar su competencia literaria, así que una dinámica interesante como proyecto, porque en el marco de la Reforma Integral de la Educación en el nivel Medio Superior, se trabaja primordialmente con proyectos, los alumnos han realizado uno que denomino “Mi antología poética” que consiste en que ellos elijan primeramente un tema de su interés, casi siempre elijen el amor, pero también han elegido temas como la vida y la muerte, la naturaleza, lo gótico, los ángeles, el mundo fantástico, vampiros, lo religioso, entre otros, y ellos deben buscar poemas que aborden esa temática, así realizan su antología y al final, incluyen un poema de su propia autoría, realizan una edición de un pequeño libro artesanal que se convierte no sólo en su “tarea” o proyecto, sino en algo muy personal porque son los poemas que ellos han elegido por su gusto y por el placer que les causa leerlos, han puesto de sí al crear su propio poema inspirados por la lectura de los que eligieron para incluir en su antología y además el toque personal al crear su libro-antología artesanal. Todo esto desemboca en un producto invaluable que va más allá de los puntos que pudiera y se deben asignar a un trabajo tan personal que la mayoría conserva como esa manera de apropiación de un libro-objeto en el que participaste activamente en su elaboración. La literatura conlleva, como dice Graciela Montes, tres fantasmas que son “especialmente poderosos y devoradores: la escolarización, la frivolidad y el mercado”, la escuela o más bien los procesos escolares, como la calificación, no encajan con transmitir el placer de la lectura, con la subjetividad de la misma, sin embargo, este tipo de dinámicas significativas acercan al alumno a la poesía y a la lectura, el destello de una palabra se hace evidente cuando el alumno disfruta la lectura poética, el placer de leer, pero también el placer de escribir.
La poesía que ha estado desde siempre presente en nuestras vidas, que nos hace más llevadera la cotidianidad, la rutina, nuestros días tristes y nuestros momentos alegres, es precisamente en ella donde se encuentra un espacio íntimo entre las letras y los jóvenes. Termino citando las palabras de una alumna en el prólogo de su antología, y ella dice: “cada persona toma a la poesía como si fuera a transmitirlo a un hermoso lugar en donde todos podamos vivir con más tranquilidad, donde podamos expresar lo que sentimos, y es por eso que es mucho mejor escribirlo en el mundo de la poesía”, esto es, sin duda, el reflejo de un lector que va creciendo, uno de esos lectores perdurables y perturbadores que hace que la escritura, que la literatura y la poesía, valgan la pena .

REFERENCIAS:

-Barrientos, Carmen;1999. “Claves para una didáctica de la poesía”. En La poesía en el aula. Revista Textos. #21, julio.
-Colasanti, Marina;2004. “Una edad a flor de piel”. CONACULTA.
-Huerta, David;2005. “La lectura, los niños, los poemas y los muertos”. CONACULTA.
-Martín, Andreu;2004. “¿Por qué literatura para adolescentes?.CONACULTA.
-Montes, Graciela; 2001. La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético. FCE.

Texto leído el 22 de Marzo de 2012 en el Marco de la Celebración del día Mundial de la Poesía, celebrado en la Facultad de Ciencias antropológicas de la UADY.