jueves, 30 de marzo de 2017

LOS HÉROES DE LOS LIBROS

“Un libro es un arma cargada en la casa de al lado…
 ¿Quién sabe cuál puede ser el objetivo del hombre
que ha leído mucho?” (Ray Bradbury)

Es China, hace más de dos mil años, y el primer emperador Qin Shi Huang, obsesionado por borrar toda la historia anterior a él, ordena perseguir y eliminar a los intelectuales y los libros que recojan los saberes ancestrales de esta legendaria región. En América, Fray Diego de Landa convierte parte de nuestro pasado en cenizas con su “Auto de fe de Maní” en 1562. Pero afortunadamente a éstas y muchas otras historias villanescas se contraponen algunas más actuales donde salvar al libro, ya sea del fuego, de la guerra o del mismo hombre, es la principal misión; en tiempos de guerra el libro es uno de los refugios más anhelados por una sociedad que vive entre dolor, miedo y hambre.
El bibliotecario de Tombuctú, Abdel Kader Haidara, en 2012, emprendió el rescate a través de viajes clandestinos en auto de 400,000 libros encuadernados en piel, algunos con más de 700 años de antigüedad, que se veían amenazados ante la destrucción yihadista  de sitios históricos, culturales y universidades, su rescate fue una misión exitosa que llevó a cabo con el apoyo de becas y fundaciones, pero principalmente con su arrojo y valentía sin igual para salvar libros.
En Darayya, Damasco, capital de Siria, un grupo de jóvenes instaló una biblioteca secreta en un sótano sepultado bajo los escombros y arriesgan sus vidas en busca de más libros entre los edificios bombardeados, así han logrado recopilar más de catorce mil; uno de sus lectores, aun estando en una zona de inminente riesgo, acude diariamente, es Amjad, un joven de 14 años que busca a sus autores favoritos, al poeta y dramaturgo Ahmed Shawqi y al autor sirio al-Tanawi. En busca de sobrevivir y sobrellevar la guerra uno de sus usuarios confiesa: “De alguna forma, la biblioteca me devolvió la vida. Así como el cuerpo necesita comida, el alma necesita libros" y estos jóvenes héroes han salvado, con libros, muchas almas.


Otra heroína es  la joven madrileña Isabel Leguina a quien  la gente del campo de refugiados de Oinofyta, en Grecia, sorpresivamente le pidió libros, así que decidió instalar una biblioteca con los títulos que los niños y jóvenes piden para leer, como historias de viajes, de amor y las famosas sagas de Harry Potter, aunque también solicitan diccionarios en inglés. Ella y una compañera han emprendido una campaña para recibir donaciones y poder solventar la biblioteca que las ayudará a darles la oportunidad de evadir una realidad que ellos no han elegido vivir.
Historias de héroes reales como éstas, inspiran, y tal vez nosotros no seamos héroes de los libros, sólo simples lectores, pero en estos tiempos leerlos ¿no será una forma también de salvarlos y, al mismo tiempo, salvarnos a nosotros mismos?

Publicado el 25 de septiembre de 2016. En Milenio Novedades Yucatán.


domingo, 26 de marzo de 2017

CARTAS DE AMOR

"Más que los besos, son las cartas las que unen las almas"
John Donne

El amor es un tema inagotable, se vive, sufre, goza y, en ocasiones, se escribe. Gabriel García Márquez lo hace contando una de las historias de amor más entrañables, reflejo de aquél de antaño que se alimentaba tan sólo de miradas y cartas. En “El amor en los tiempos del cólera”, Fermina Daza y Florentino Ariza sólo pueden amarse a través de la espera: “Ni el uno ni el otro tenían vida para nada distinto de pensar en el otro, para soñar con el otro, para esperar las cartas con tanta ansiedad como las contestaban”.
En la vida real siempre ha existido una especia de curiosidad por adentrarse en la vida amorosa de personajes icónicos de la historia y la mejor manera es a través de su correspondencia personal. De alguna forma estos textos pasaron con el tiempo de lo íntimo a lo público a través de libros que los recopilan y nos regalan a los lectores románticos del siglo XXI vivir la nostalgia que envuelve lo epistolar, tan lejano hoy de nuestras vertiginosas vidas. Podríamos mencionar una muy extensa lista de títulos, sin embargo estas líneas se abocarán a sólo dos en específico, a aquellos amores que llegaron a buen puerto y a otros que fueron, desde un inicio, imposibles.
Durante 7 años Juan Rulfo mantuvo un intenso y apasionado intercambio epistolar con su futura esposa y estas febriles cartas están reunidas bajo el título “Cartas a Clara”, en ellas se conoce a un tierno y enamorado Rulfo, que con cada palabra bien mereció ser amado y correspondido por esta bella mujer a quien le dice: “Y yo te digo que si existe para mí un único refugio, el primero y el último refugio que me queda, eres tú”.

La libertadora del libertador, Manuela Sáenz, lo fue en todos los sentidos, no sólo le salvó la vida a  Bolívar, también influyó en él política y sentimentalmente, pues aun estando casada mantuvieron una apasionada relación por correspondencia que hoy es pública bajo el título “Las más hermosas cartas de amor entre Manuela y Simón”, que nos dejan ver el lado más sentimental de aquellos que sólo pudieron acariciarse a través de las palabras selladas con tinta indeleble: “Llegaste de improviso, como siempre. Sonriente. Notoria. Dulce. Eras tú. Te miré. Y la noche fue tuya”.
Aunque en esta sociedad líquida en la que vivimos ya no se escriban tanto este tipo de cartas el amor seguirá impregnando páginas.

P.D: Analy y Jahaziel que su amor también sea infinito, inagotable, indeleble. 

Publicado en Milenio Novedades, Yucatán. Columna "Eclosión de letras" Domingo 4 de diciembre de 2016.

sábado, 25 de marzo de 2017

LEER EN LA OSCURIDAD

Cuando la luz se apaga y la oscuridad aparece a los lectores sólo nos quedan dos caminos, dejar de leer o hacerlo de otras formas, tal fue el caso de varios escritores cuyos ojos se apagaron, pero su genialidad no, pues nunca dejaron de leer ni de escribir.  Homero, Aldous Huxley, John Milton, James Joyce, entre otros, padecieron la peor de las enfermedades para un lector: la ceguera.
Benito Pérez Galdós, vivió sus últimos años en la completa oscuridad, trágico fin para un escritor prolífico y fiel representante del Realismo quien había anticipado, en su célebre novela “Marianela”, los pensamientos de un ciego enamorado que ve con el corazón y a quien la Nela le advierte:  “nuestra imaginación es la que ve y no los ojos”.


Jean-Paul Sartre, el  polémico y multifacético escritor, en 1964, arropado de firmeza, decide rechazar el Premio Nobel de Literatura que la Academia Sueca le otorgaba por su obra “La náusea”. Unos nueve años más tarde,  vivió sus últimos días entre enfermedades, la ceguera y desavenencias, pero se dice que su eterna compañera liberal, Simone de Beauvoir, fue quien le asistió y  leyó en esos aciagos últimos años. Germán Uribe habla sobre él y nos dice: “hay que pensar en lo que debió haber sufrido ese viejo ciego y tierno, libre y terco y por añadidura terriblemente orgulloso”.
Finalmente hay que recordar a Jorge Luis Borges, sus ojos se apagaron los últimos años de su vida, razón por la cual recurrió a lectores en voz alta, uno de los más conocidos es Alberto Manguel cuyos destinos se entrelazan cuando él era un joven empleado de la librería  Pygmalión  y a la cual acude un día el poeta argentino con su madre; por varios años Manguel será los ojos de Borges, después sus caminos se bifurcan, el primero se convierte también en  escritor y actualmente es Director de la Biblioteca Nacional de la República de Argentina, mismo cargo que ocupara el autor de “El Aleph” por dieciocho años consecutivos. Inspirado en John Milton, a quien la ceguera no lo limitó a escribir su obra cumbre “El paraíso perdido”, Borges escribe: “A los otros les queda el universo:/ a mi penumbra, el hábito del verso”.
Para un gran lector la oscuridad no es una limitante, el próximo 12 de Noviembre, en honor a Sor Juana, la Décima musa, se celebra el Día Nacional del Libro, en físico, digital, braille o audio libro, en todos sus formatos hay que seguir leyendo.
Publicado en Milenio Novedades, Yucatán. Columna. Eclosión de Letras.