sábado, 23 de enero de 2016

Las verdaderas mujeres del año. A propósito de los 100 años del Primer Congreso Feminista

A cien años de distancia, es digno reconocer la incansable labor de Elvia Carrillo Puerto a favor de los derechos de las mujeres, cuyo nombre ya brilla con letras de oro en el Congreso del Estado. Tuvieron que pasar cien años para que este reconocimiento institucional para ella, y otras muchas mujeres, se diera, no obstante que mucho antes la difusión del legado que dejaron lo han venido realizando diferentes investigadores, historiadores y periodistas a través de diferentes publicaciones y medios. Sin embargo, no es hasta ahora, los cien años, que se está difundiendo con más alcance este acontecimiento trascendental. En estos días en los discursos está presente el tema de la equidad y la igualdad entre hombres y mujeres, palabras que se escuchan y alientan y prometen un futuro con más oportunidades; sin embargo, discursos muy parecidos son los que debieron estar presentes hace 100 años en los Congresos y reuniones que realizaron las feministas de principios del siglo XX aquí en Yucatán, en otros Estados y países a los que asistieron. Realmente a cien años de este acontecimiento trascendental ¿las palabras han pasado a la acción? Recién en el mes de diciembre del año pasado, el Patronato Nacional de la Mujer del año, entregó tal distinción a la Secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu Salinas, se dice que, por su trayectoria en la política mexicana, lo cual es evidente por el cargo que actualmente ocupa, y por la promoción que ha encabezado por la defensa de los derechos de las mujeres, sin que se mencionen cuáles han sido específicamente estos logros. En años anteriores esta distinción ha sido otorgada a mujeres que ocupan cargos públicos importantes dentro de las instituciones de gobierno o empresarias, y pareciera ser, casi todas miembros de familias “prestigiadas” y de renombre de nuestra sociedad mexicana. En 2014 fue otorgado este reconocimiento, por ejemplo, a Blanca Treviño quien funge actualmente como presidenta y directora general de SOFTTEK y considerada una de las diez mujeres más poderosas de México en 2015. En 2013, le fue otorgado a la doctora Mercedes Juan López, Secretaria de Salud, y en 2012, a María del Carmen Alanís, magistrada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). La distinción de Mujer del año, costosamente va acompañada de la presea de cristal diseñada nada menos que Tiffany & Co. quien también obsequia a la homenajeada el clásico anillo de brillantes “Celebration”.
Merecido o no estos reconocimientos nos hacen reflexionar en torno al papel de las mujeres mexicanas a lo largo del tiempo y en distintos espacios por los cuales se han abierto camino y han logrado posicionarse en esferas públicas y privadas importantes en la sociedad. El panorama que se vislumbra con sólo mirar a lasmujeres que han recibido tal distinción en años anteriores, nos hace pensar si los discursos sobre la equidad y el reconocimiento al trabajo de la mujer no son denostados con este tipo de eventos de “La mujer del año” que sólo parecen mirar a un cierto sector exclusivo privilegiado de las mujeres mexicanas. Creo que más allá de las que ocupan cargos importantes, muchas veces más por el apellido que por sus grandes sacrificios, preparación, inteligencia o logros, se debería premiar y reconocer a las mujeres que verdaderamente enfrentan día a día retos importantes para abrirse camino y luchar por la defensa de los derechos de los ciudadanos y construir una mejor sociedad. Mujeres que realmente aportan algo a la sociedad a través de sus ideas, proyectos, sueños e ilusiones que llevan a cabo, y por su contribución real para valorar el papel de la mujer mexicana actual, y éstas se encuentran en diversos espacios trabajando día a día sin esperar un anillo de diamantes como reconocimiento a su labor, sino mirando cara a cara las necesidades, el hambre y la pobreza, la miseria, el dolor, la violencia, la muerte y los muchos otros rostros de nuestro México, en el que las mujeres tienen una participación invaluable, realmente significativa y desde otras esferas no de la cúspide y el poder, pero sí desde sus trincheras, desde y para la sociedad civil, mujeres que se distinguen por su valentía, su entrega y dedicación en busca de una mejor calidad de vida para sus familias y cuyo ejemplo debe servir para que muchas más mujeres se enfrenten a los retos que el siglo XXI nos ofrece a todas. Las verdaderas mujeres del año son rostros anónimos, que en vez de anillos de diamantes reciben la sonrisa como agradecimiento honesto y sincero de quienes ayudan y a quienes regalan una pizca de esperanza y de paz. Afortunadamente, también existen algunas ocasiones en que se les reconoce por otros organismos, como en el 2013 que se les otorgó el Premio de Derechos Humanos a “Las Patronas”, mujeres de Veracruz que alimentan migrantes desde hace más de 15 años. Estas y muchas otras, sí merecen además de este importante reconocimiento, ser las verdaderas Mujeres del Año. Publicado en Encuentro Digital el 18 de enero de 2016. http://www.encuentrodigital.com.mx/index.php/editorial/108-colaboradores/rosely-quijano-leon/1246-las-verdaderas-mujeres-del-ano

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